Es el producto de la industrialización de la elaboración del concreto, en el sentido de que proporciona una alternativa óptima al mezclado tradicional in situ del concreto.
Al igual que con el concreto simple, con el concreto prefabricado se producen elementos estructurales (reforzados y no reforzados) y no estructurales, los cuales son usados en diferentes estructuras de la ingeniería y construcción civil; desde rascacielos hasta represas y pavimentos.
Aunque el concreto prefabricado trae numerosos beneficios a los proyectos de construcción, principalmente por garantizar calidad y eficiencia, este material dista de ser perfecto, por lo cual a continuación se hablará objetivamente de los principales aspectos detrás del concreto prefabricado.
El concreto prefabricado es un material constructivo que se obtiene del mezclado, vaciado y curado del concreto en moldes reusables de determinada geometría bajo condiciones ambientales controladas.
El material resultante será transportado al sitio de construcción, para así ser ensamblado según ciertas pautas y conformar una estructura.
Generalmente, el concreto prefabricado es producido en plantas industriales, ya que en estas se pueden establecer y manipular a voluntad ciertos factores ambientales que influyen en el vaciado y curado del concreto, como lo son la humedad y la temperatura.
Asimismo, en el ambiente controlado de las plantas se puede verificar y mejorar apropiadamente la calidad de los agregados, del agua y aditivos.
Gracias a la producción industrializada del concreto se obtiene un material constructivo optimizado que destaca por poseer mejor resistencia mecánica, resistencia a la corrosión, una superficie de acabado superior y gran adherencia.
Para comercializar concreto prefabricado se necesita de certificación de control de calidad. De esta forma, una vez en el mercado este puede ser encontrado como piezas estructurales y no estructurales, las cuales tendrán diferentes dimensiones, formas y estética.